Algunas de las propuestas de año nuevo más usadas e incumplidas son:
1. Llevar una vida más sana: Dejar de fumar, beber menos, comer mejor y hacer deporte.
2. Aprender algo nuevo. Estudiar algo que siempre quisimos.
3. Tener más tiempo para la familia y amigos.
4. Hacer ese viaje que siempre hemos querido hacer.
5. Ahorrar o controlar los gastos.
6. Adquirir algún compromiso social.
¿Por qué se frustran nuestros retos? ¿Existe alguna fórmula para llevarlos a cabo con éxito?
Muchos psicólogos coinciden en que hay que ser realistas y no plantearse objetivos inalcanzables. Otra de las claves es el positivismo. Una actitud positiva es el primer paso, que siempre es el más difícil, para ponernos en el buen camino. La moderación y constancia es otra de las claves. Si comenzamos con un ritmo agotador es difícil que lo mantengamos en el tiempo. Es fundamental no esperar resultados inmediatos para que nuestro ánimo no decaiga. El estrés y nuestra forma de vida nos lo ponen muy difícil. Las tareas domésticas, los niños, el trabajo etc sólo nos deja un poquito de tiempo para el ocio y nosotros mismos, así nos llega la pereza y nuestros deseos van perdiendo fuerza.
Mi propósito para el año es la emoción y la pasión, sea lo que sea que abordemos. Las cosas que mejor recordamos o aprendemos son aquellas que nos han producido una reacción emocional. Siempre será más fácil aprender un idioma hablando con otras personas que estudiando un libro. Una experiencia vital juega un importante rol en el aprendizaje. Emocionarse, involucrarse es garantía casi segura de éxito.
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