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martes, 15 de abril de 2014

Selección del profesorado ¿obsoleto?

Buenas, hoy me hago eco de las reflexiones en alto de unos de mis bloggeros de lectura habitual y que, curiosamente, mete el dedo en la llaga sobre la selección/formación de los profesores. Él es profesor, de Secundaria, y por lo que le llevo leyendo es una persona bastante crítica con el sistema educativo público de nuestro país, aún sabiendo, como yo, que es el mejor que debemos y tenemos que impulsar y mantener. No siempre he compartido sus reflexiones pero siempre en sus entradas encuentro algo de verdad, y sobre todo, su (auto) crítica del mundo profesional en el que se mueve, la Educación. Os dejo su entrada, saludos.


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xarxatic publicó:"Que el método de oposición sea el menos malo de los que existen para entrar en un trabajo no significa que el mismo sea una panacea. Las oposiciones, en este caso las docentes, no seleccionan a los mejores docentes. Seleccionan a los que, supuestamente, a"

Unas ideas para reformular las oposiciones docentes

by xarxatic
Que el método de oposición sea el menos malo de los que existen para entrar en un trabajo no significa que el mismo sea una panacea. Las oposiciones, en este caso las docentes, no seleccionan a los mejores docentes. Seleccionan a los que, supuestamente, atesoran una gran cantidad de conocimientos y son capaces de plasmarlos mejor que sus compañeras y compañeros de oposición en un día determinado. Posteriormente, una vez superada esa fase (en igualdad de condiciones con otros miles de opositores), se les obliga a realizar un año de prácticas en un centro educativo. Prácticas que casi nadie suspende. Prácticas que se han convertido en un puro trámite.
¿Es malo el sistema de oposición docente? No sería malo si las titulaciones universitarias que poseen los aspirantes ratificaran sus capacidades. Algo que, tristemente y después de ver los resultados de las últimas oposiciones en Madrid (donde en una prueba de conocimientos generales el ochenta por ciento de los presentados, con el título de Magisterio en las mochilas, no eran capaces de contestar a preguntas que contestan alumnos de sexto de Primaria) parece que no sea así. Por tanto, el primer fallo (y uno de los más importantes) es que la titulación no lleva asociada capacidad. Algo que obligaría a revisar las titulaciones y que debería permitir cerrar o penalizar a alguno de esos chiringuitos (tanto públicos como privados) que expiden esas titulaciones.
Tampoco es malo si lo comparamos con el sistema de acceso a los centros concertados y privados. Sistemas de selección sin competición. Sistemas que priman ideología y haber sido ex alumno del centro. Por cierto, en la mayoría de casos, plazas que ya saben su ocupante mucho antes de ofertarse.
Por tanto, para seleccionar a los mejores ya tenemos algo que hacer. Establecer una prueba, nos guste más o menos, en la que el aspirante sea capaz de resolver los exámenes a los que van a ser sometidos sus alumnos en los últimos cursos. ¿No sería lógico plantear un examen de Selectividad de la materia para aquellos docentes que quieren enseñar en el futuro a sus alumnos? ¿No sería viable establecer que la capacidad, una vez realizada la purga de las titulaciones universitarias (estableciendo proceso externo de validación de las mismas en una Universidad de referencia), deba ceñirse a lo que el docente debe impartir en el aula?
Una vez solucionado el problema de la competencia en la materia conviene no excluir una prueba de cultura general. No debemos permitir que haya docentes en el aula que desconozcan lo más básico. No podemos permitir docentes que cometan faltas de ortografía. No podemos permitirnos docentes que no sepan redactar un texto en condiciones. No debemos dejar en manos de analfabetos culturales a nuestras próximas generaciones.
Ya tenemos el bagaje cultural evaluado. También una evaluación competencial mediante pruebas que habrán de superar sus futuros alumnos. Algo más real. Algo que quizás hace a un docente más completo que vomitar los temas de Primaria y los de Secundaria que poco capacitan para preparar a un alumno.
Una vez realizado lo anterior, ¿le exigimos competencias TIC o lingüísticas? Mi respuesta puede no compartirse pero no creo que lo de las TIC o ser capaz de "no dar" su materia en inglés o francés haga de uno un mejor docente. Quizás pudiera establecerse como método valorable pero, de entrada, quizás lo descartaría.
Ahora ya tenemos a los que han aprobado la oposición. Toca llevarlos al aula. Toca cambiar el proceso de prácticas. No es de recibo que, normalmente sin ningún control más allá de un día que se pasa el inspector, ya se valide la práctica docente de uno. ¿Por qué no establecer un proceso de evaluación como el MIR? ¿Por qué no permitir una evaluación continua del proceso en un período más amplio que un curso escolar donde se vayan superando diferentes escalones dentro de una carrera profesional con diferentes perfiles?
Tan sólo algunas ideas para replantear un modelo muy criticado que, a pesar de ello, sigue siendo de los más justos y transparentes. Eso sí, lo anterior no obvia para que sea necesario establecer procesos de evaluación para todos aquellos que ya estamos en el sistema.
xarxatic | abril 15, 2014 en 7:49 am | Etiquetas: Oposiciones | Categorías: EDUCACIÓN, Oposicions | URL: http://wp.me/pGAud-46v