Feliz año nuevo a todos!! Como seguro que entre los nuevos propósitos está el de bajar peso, sobre todo después de los atracones de la Navidad, quiero dejaros esta información al respecto publicada en el blog Más que Ciencia y que responderá algunas preguntas. En particular me ha resultado interesante como la ciencia confirma algo que, como profana en las cuestiones endocrinas, sospechaba, y no es más que, cuanto más se retrasa la hora de la comida y más tiempo se mantiene al cuerpo esperando el alimento, más recursos energéticos se ahorran para paliar "los malos tiempos", es decir, más michelines al canto. La sociedad actual de trabajo nos ha llevado a los adultos a intentar comprimir los horarios, hacer comidas a deshoras, rápidas y sin una rutina establecida; y por otro lado y teniendo en cuenta el aumento de la obesidad infantil, hasta casi un 30%, por descuidar los hábitos saludables, ¿de verdad creemos que comprimir la jornada "laboral" de los niños sometiéndoles a un sobre esfuerzo físico y mental no va a tener consecuencias en sus resultados académicos y en su salud?
Aquí os dejo la entrada en cuestión, así como una guía sobre alimentación (publicada por AESAN) y una entrada realizada en este blog al respecto de los cambios de huso horario y la racionalización del horario laboral, espero que os sean útiles. Saludos y buen comienzo de año.
Horarios de comida y dieta
08/07/2013
Somos animales de costumbres diseñados para vivir durante el día. La
primera parte de la afirmación resulta obvia, no hay más que ver los comportamientos
de algún espécimen para añadir que, además de animales, somos auténticos
depredadores que lo convierten todo en carroña. La segunda es más que evidente;
por más que despotriquemos de la rutina, cada uno en su vida ejecuta las
propias. Y lo tercero, lo de diurnos,
por más que se empeñen algunos en enmendarle la plana a la naturaleza, los
sucesivos estudios científicos realizados y que se realizarán apoyan esta
aseveración.
Y para los recalcitrantes, allá va uno de los penúltimos. Sepan las rapaces
nocturnas que tienen más posibilidades de engordar que las que no lo
son. Tal cual como lo están leyendo. La ecuación a igual ingesta mismo consumo
calórico no es cierta y no se cumple. Alterar los hábitos alimenticios puede
ser el origen de esa incómoda lorza que luce en su abdomen.
Un reciente estudio publicado por la catedrática de
Fisiología Marta Garaulet demuestra que aquellos que comen después de las 15
horas (las tres de la tarde, para los castizos) tienen una tendencia a engordar
mayor que quienes lo hacen a horarios, digamos, más europeos.
Y el asunto tiene su sentido. Estamos diseñados para ponernos en marcha con
los primeros rayos de sol y ralentizar nuestro metabolismo según decaen y parar
y realizar nuestra función reparadora de nuestras células a lo largo de las
ocho horas recomendadas de sueño nocturno.
Así que cuanto más alarguemos la hora de
hacer esa pausa para reponer energías, más posibilidades tendremos de que
nuestro cuerpo acumule en forma de grasa —acopio de energía para los momentos de
mayor actividad de quema calórica— esos alimentos. Eso sin contar que
prolongar la hora de comer supone acortar el tiempo entre comida y cena y
destinar más energía que va directamente a los depósitos —a los michelines—.
El estudio resultó concluyente, las personas sometidas al experimento que
comían pasadas las tres bajaban menos peso (se sometieron a todos los
participantes a una cura de adelgazamiento) que los que almorzaban temprano.
También se comprobó que factores como la falta de sueño, fatiga, estrés,
desequilibrio hormonal o ansiedad, algo que desgraciadamente va ligado a los
hábitos nocturnos, influyen negativamente cuando nos sometemos a una dieta.
Así que atenta la ministra de turno, que a las reclamaciones de conciliar
los horarios de trabajo de los españoles con los del resto de Europa y del
mundo hay que sumar esta nueva. Señora ministra de Sanidad, menos recortes,
menos campañas sobre el sedentarismo y que nos levantemos de las sillas y más
presión a sus colegas de gabinete. Que un mejor horario laboral contribuirá de
manera más efectiva a que haya menos obesos.
Enrique Leite
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