martes, 14 de enero de 2014

Horarios de comida y dieta

Feliz año nuevo a todos!! Como seguro que entre los nuevos propósitos está el de bajar peso, sobre todo después de los atracones de la Navidad, quiero dejaros esta información al respecto publicada en el blog Más que Ciencia y que responderá algunas preguntas. En particular me ha resultado interesante como la ciencia confirma algo que, como profana en las cuestiones endocrinas, sospechaba, y no es más que, cuanto más se retrasa la hora de la comida y más tiempo se mantiene al cuerpo esperando el alimento, más recursos energéticos se ahorran para paliar "los malos tiempos", es decir, más michelines al canto. La sociedad actual de trabajo nos ha llevado a los adultos a intentar comprimir los horarios, hacer comidas a deshoras, rápidas y sin una rutina establecida; y por otro lado y teniendo en cuenta el aumento de la obesidad infantil, hasta casi un 30%, por descuidar los hábitos saludables, ¿de verdad creemos que comprimir la jornada "laboral" de los niños sometiéndoles a un sobre esfuerzo físico y mental no va a tener consecuencias en sus resultados académicos y en su salud?
Aquí os dejo la entrada en cuestión, así como una guía sobre alimentación (publicada por AESAN) y una entrada realizada en este blog al respecto de los cambios de huso horario y la racionalización del horario laboral, espero que os sean útiles. Saludos y buen comienzo de año.


Horarios de comida y dieta
08/07/2013
 Somos animales de costumbres diseñados para vivir durante el día. La primera parte de la afirmación resulta obvia, no hay más que ver los comportamientos de algún espécimen para añadir que, además de animales, somos auténticos depredadores que lo convierten todo en carroña. La segunda es más que evidente; por más que despotriquemos de la rutina, cada uno en su vida ejecuta las propias. Y lo tercero, lo de diurnos, por más que se empeñen algunos en enmendarle la plana a la naturaleza, los sucesivos estudios científicos realizados y que se realizarán apoyan esta aseveración.

Y para los recalcitrantes, allá va uno de los penúltimos. Sepan las rapaces nocturnas que tienen más posibilidades de engordar que las que no lo son. Tal cual como lo están leyendo. La ecuación a igual ingesta mismo consumo calórico no es cierta y no se cumple. Alterar los hábitos alimenticios puede ser el origen de esa incómoda lorza que luce en su abdomen.

Un reciente estudio publicado por la catedrática de Fisiología Marta Garaulet demuestra que aquellos que comen después de las 15 horas (las tres de la tarde, para los castizos) tienen una tendencia a engordar mayor que quienes lo hacen a horarios, digamos, más europeos. 
Y el asunto tiene su sentido. Estamos diseñados para ponernos en marcha con los primeros rayos de sol y ralentizar nuestro metabolismo según decaen y parar y realizar nuestra función reparadora de nuestras células a lo largo de las ocho horas recomendadas de sueño nocturno.

Así que cuanto más alarguemos la hora de hacer esa pausa para reponer energías, más posibilidades tendremos de que nuestro cuerpo acumule en forma de grasa —acopio de energía para los momentos de mayor actividad de quema calórica— esos alimentos. Eso sin contar que prolongar la hora de comer supone acortar el tiempo entre comida y cena y destinar más energía que va directamente a los depósitos —a los michelines—.

El estudio resultó concluyente, las personas sometidas al experimento que comían pasadas las tres bajaban menos peso (se sometieron a todos los participantes a una cura de adelgazamiento) que los que almorzaban temprano. También se comprobó que factores como la falta de sueño, fatiga, estrés, desequilibrio hormonal o ansiedad, algo que desgraciadamente va ligado a los hábitos nocturnos, influyen negativamente cuando nos sometemos a una dieta.

Así que atenta la ministra de turno, que a las reclamaciones de conciliar los horarios de trabajo de los españoles con los del resto de Europa y del mundo hay que sumar esta nueva. Señora ministra de Sanidad, menos recortes, menos campañas sobre el sedentarismo y que nos levantemos de las sillas y más presión a sus colegas de gabinete. Que un mejor horario laboral contribuirá de manera más efectiva a que haya menos obesos.


Enrique Leite

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